miércoles, 21 de enero de 2009

Señales de ansiedad o nerviosismo

En un curso de entrenamiento en habilidades sociales que hice en 2006 nos mostraron la siguiente tabla que refiere a las posibles señales que delatan ansiedad o nerviosismo:
1. Temblor en las rodillas
2. Brazos rígidos
3. Automanipulaciones (rascarse, frotarse, etc.)
4. Limitación del movimiento de las manos (en los bolsillos, en la espalda, entrelazadas, etc.)
5. Temblor en las manos
6. Sin contacto ocular
7. Músculos de la cara tensos (muecas, tics, etc.)
8. Cara inexpresiva
9. Cara pálida
10. Sonrojo o rubor
11. Humedecerse los labios
12. Tragar saliva
13. Respirar con dificultad
14. Respirar más despacio o más rápido
15. Sudar (cara, manos, sobacos, etc.)
16. Gallos en la voz
17. Tartamudeo o frases entrecortadas
18. Correr o aligerar el paso
19. Balancearse20. Arrastrar los pies
21. Despejar la garganta
22. Boca seca
23. Dolor o acidez estomacal
24. Aumento de la tasa cardíaca
25. Balanceo de las piernas/pies cuando se está sentado y con una pierna montada sobre la otra
26. Morderse las uñas
27. Morderse los labios
28. Sentir náuseas
29. Sentirse mareado
30. Sentir que se ahoga
31. Quedarse inmovilizado
32. No saber qué decir

Bibliografía:
  • Adaptado de Cotler y Guerra, 1976

domingo, 18 de enero de 2009

Importa lo que no se dice

"Lo importante no es escuchar lo que se dice, sino averiguar lo que se piensa."

Donoso Cortes

viernes, 16 de enero de 2009

Apego elusivo-evitativo

Los niños con estilos de apego elusivo evitativo, exhiben un aparente desinterés a la presencia de sus cuidadores y un desapego de los mismos durante períodos de angustia. Esto se produce cuando el cuidador es distante, inexpresivo y se mantiene impávido ante sus necesidades. En estos casos el niño no encuentra respuesta a su conducta de apego entonces no la busca más al mismo tiempo que se vuelve socialmente aislado, irritable y distante. Al saber que no pueden contar con el apoyo del cuidador reaccionan de forma defensiva.
Estas personas, como sufrieron muchos rechazos en el pasado, intentan negar la necesidad de una figura de apego para evitar frustraciones. Es por eso que se muestran autosuficientes, que no esperan nada de las relaciones con el otro y cuyas frases de cabecera son “yo puedo solo”, “no necesito de nadie” y otras similares. Esta autosuficiencia que se muestra es el resultado del temor al dolor en las relaciones con otros. Estos niños tienen poca confianza en que otros puedan ayudarlos, poseen inseguridad hacia los demás, desconfianza, miedo a la intimidad, dificultad para depender de otros y prefieren mantenerse distanciados de ellos. Sin embargo, este apego está menos relacionado con la soledad que el ansioso ambivalente porque en el elusivo evitativo el niño no espera nada de nadie entonces no se siente sólo.

jueves, 15 de enero de 2009

Apego ansioso-ambivalente

Los niños con estilos de apego ansioso-ambivalente son aquellos que buscan la proximidad de la figura primaria y al mismo tiempo se resisten a ser tranquilizados, mostrando agresión hacia ella. Mezclan comportamientos de apego con expresiones de protesta, enojo y resistencia. Esto se debe a que sus cuidadores procedieron de forma inconsistente, se habían mostrado sensibles y cálidos en algunas ocasiones y fríos e insensibles en otras. Estas pautas de comportamiento habían llevado al niño a la inseguridad sobre la disponibilidad de su figura de apego cuando la necesitasen.
Debido a la inconsistencia en las habilidades emocionales de sus cuidadores, estos niños no tienen expectativas de confianza respecto al acceso y respuesta de los primeros. El cuidador fue ansioso, imprevisible y el niño no encontró sostén en esa figura; figura que a veces contenía y a veces cuidaba pero siempre desde la ansiedad. De este modo, el chico nunca terminaba de encontrar la figura de apego porque siempre le parecía que lo iban a abandonar.
Estas personas suelen vacilar entre la irritación, la resistencia al contacto y el acercamiento y están definidas por un fuerte deseo de intimidad, junto con una inseguridad respecto a los otros: pues desean tener la interacción e intimidad y tienen intenso temor de que ésta se pierda. Estos sujetos son los que padecen mayor soledad porque siguen buscando compañeros de apego al mismo tiempo que esperan que se los rechacen y terminan produciendo esto como una profecía autocumplidora.
Las personas con estilos ansiosos tienden a verse a sí mismos como poco inteligentes e inseguros y a los otros como desconfiables y reacios a comprometerse en relaciones íntimas. En sus relaciones amorosas también se preocupan de que sus parejas no los quieran y sienten temor al abandono.

miércoles, 14 de enero de 2009

Apego seguro

Los niños con estilos de apego seguro, son capaces de usar a sus cuidadores como una base de seguridad cuando están angustiados. Ellos tienen cuidadores que son sensibles a sus necesidades y responden a ellas, por eso, tienen confianza que sus figuras de apego estarán disponibles y les ayudarán en la adversidad. Tanto el cuidador como el infante disfrutan de una relación fluida y placentera.
En el dominio interpersonal, las personas con apego seguro tienden a ser más cálidas, estables, queribles y con relaciones íntimas satisfactorias, y en el dominio intrapersonal, tienden a ser positivas, confiadas, seguras de sí mismas, integradas y con perspectivas coherentes de sí mismo.
En cuanto a las relaciones amorosas las personas con estilo seguro tienden a desarrollar modelos mentales de sí mismos como amistosos, afables y capaces, y de los otros como bien intencionados y confiables, ellos encuentran relativamente fácil intimar con otros, se sienten cómodos dependiendo de otros y que otros dependan de ellos, y no se preocupan acerca de ser abandonados o de que otros se encuentren muy próximos emocionalmente.

martes, 13 de enero de 2009

Relación entre apego y soledad

La experiencia de soledad deviene fundamentalmente del sentimiento de insatisfacción frente a las relaciones sociales. La persona vivencia menores niveles de intimidad y reciprocidad de lo esperado. Para Sullivan esta experiencia está conectada con la satisfacción inadecuada de intimidad en la niñez. Este autor sostiene que la soledad puede ser una fuerza motivadora para la búsqueda de contractos sociales.
Los desarrollos y consideración acerca de la soledad, de Weiss (1973), Hojar (1989) y Rook (1989), relacionan estrechamente el surgimiento del sentimiento de soledad con fracasos en la constitución de un apego seguro en la infancia. La cultura familiar (la transmisión de un modelo de socialización de padres a hijos) predispone muchas veces la aparición del fenómeno. Sin embargo, otros acontecimientos como la orfandad, guerra, viudez, abandono o alejamiento de un padre también pueden estar en el origen.
La perspectiva de la teoría del apego sostiene que vínculos de apego positivo fuertes entre padres e hijos promueven vínculos interpersonales positivos en momentos posteriores de la vida adlta; funcionarían como una fuente de reaseguro, autoestima, capacidad de afrontamiento en situaciones de crisis, donde incidirían no sólo los vínculos actuales sino también la historia de los vínculos afectivos. Es notable como en la relación amorosa se reedita la comunicación tierna (apodo, giros lingüísticos) de la primitiva relación madre-hijo.
En su teoría del apego, Bowlby (1950), indaga sobre las consecuencias en el desarrollo de la personalidad de las privaciones o el déficit de los cuidados maternos. Define a la conducta de apego como una conducta propia de a naturaleza humana y que tiene la función biológica de la protección. Esa conducta consiste en buscar la proximidad de otro que consideramos que está más preparado para enfrentar al mundo y es originada por desencadenantes específicos como el temor, la amenaza, el dolor, la enfermedad, el peligro y la soledad. En estas situaciones la persona siente la necesidad de la presencia tranquilizadora de su figura de apego. La figura de apego es aquella proveedora de seguridad, confianza, accesible, comprensiva y que resulta ser un antídoto contra la ansiedad que de otra forma podría desembocar en depresión.En la adolescencia hay un doble movimiento: se aleja de los padres y se integra como figura de apego a los pares. En la adultez es la pareja y en la vejez cambia hacia personas en quien se puede confiar como puede ser un hijo adulto. La figura de apego no equivale a alguien cercano, íntimo o confidente. La relación con un hijo pequeño es cercana e íntima, el progenitor puede estar muy involucrado y ser figura de apego de su hijo, pero esto no ocurre a la inversa.
Según la respuesta que da el otro significativo a la conducta de apego del niño, se va a construir un estilo de apego en éste que guiará la búsqueda de apego a lo largo de su vida. La soledad puede ser por una fusión excesiva o una presencia insuficiente de los padres, ambas desfavorables para la consolidación de vínculos emocionales firmes con los demás. La persona que no desarrolló estos aspectos en la niñez no dispone de los recursos de seguridad, autoestima, capacidad de afrontamiento de situaciones novedosas o facilidad para establecer nuevos vínculos sociales en la adultez y es más proclive a sentirse sola, vulnerable y con falta de autoconfianza.
Ainsworth distingue tres tipos de apego con el consecuente desarrollo de sus personalidades:
Si se producen cambios en el estilo de cuidado de los padres, podrá cambiar el estilo de apego de los niños. La infancia es formativa pero no determinante del resto de la vida.

Bibliografía:
  • Muchinik, Eva; Seidmann, Susana, “Aislamiento y Soledad”. Editorial Eudeba, Bs. As. 1998

viernes, 9 de enero de 2009

Premio Dardo

Desde el blog italiano Il cane da guardia del potere recibí el premio Dardos que es un premio que se da a los bloggers que han demostrado el compromiso de transmitir valores culturales, éticos, personales o literarias.



Realmente, estoy muy agradecida por ello.

Tal como el reglamento lo indica, acepto y publico el premio y enlazo al otorgador, pero me tomo el atrevimiento de no cumplir con la última consigna dado que no tengo quince blogs en mi lista.

Reitero, ¡Muchas gracias por el reconocimiento!


jueves, 8 de enero de 2009

Estrategias de afrontamiento de la soledad

A las personas solas les cuesta mostrar su soledad y la esconden, sufriéndola en silencio porque temen ser estigmatizadas en una sociedad que valoriza el éxito social (tener pareja, muchos amigos, etc.)
Las estrategias de afrontamiento de la soledad hacen referencia a los esfuerzos cognitivos y conductuales que las personas ponen en marcha con el fin de minimizar, reducir o controlar los efectos adversos que ésta les provoca (estrés).
Salir de la situación de soledad requiere estrategias de afrontamiento y un primer paso puede ser revelar dicho estado. En los casos en que la persona sola pueda identificar el origen de su soledad y compartirlo con otros en una relación de intimidad, la soledad se atenúa. Es cierto que la intimidad es un modelo con sus riesgos ya que uno al mostrarse solo pone en evidencia su dependencia y vulnerabilidad.
Rubenstein y Shaver señalan cuatro estrategias de afrontamiento de la soledad:
  • Pasividad, tristeza, autocompasión: comer en exceso, refugiarse en la TV, dormir, tomar tranquilizantes, alcoholizarse, caer en inactividad. Estas son quienes más sufren la soledad en un círculo vicioso de baja autoestima y aislamiento social.
  • Actividad: buscar formas constructivas de pasar el tiempo solos por ejemplo desarrollando un hobby, leyendo, realizando actividad física, etc.
  • Gastar dinero: como forma de aliviar los sentimientos negativos asociados a la soledad y como forma de pasar el tiempo.
  • Buscar contacto social: llamar a amigos, visitar a alguien.

Por su parte, Edison plantea seis alternativas de afrontamiento:

  • Una orientación activa sensorial, búsqueda en el alcohol, drogas o sexo compulsivo.
  • Una salida religiosa, mística.
  • Búsqueda de relaciones interpersonales.
  • Actividades de recreación no sociales diversas como leer, estudiar…
  • Desarrollar contractos íntimos con amigos y figuras secundarias.
  • Refugio en conductas de pasividad.

Desde una perspectiva de intervención clínica, existen diferentes abordajes terapéuticos ya sea que se trate de la soledad como estado o como rasgo: para la soledad como estado son más apropiadas las terapias breves dirigidas a una intervención en crisis o a una reconstrucción de la red social, ambas apuntando a un cambio en la situación; en cambio, para la soledad como rasgo se requieren intervenciones que mejoren las habilidades sociales e interpersonales del sujeto.

Karen Rook menciona que hay tres tipos de intervenciones:

  • Las que facilitan los contactos sociales
  • Las que promueven mejores estrategias de afrontamiento de la soledad, mejor identificación de los otros significativos (amigos, familia…), el desarrollo de habilidades sociales…
  • La prevención de la soledad por ejemplo a través de grupos de apoyo en situaciones de riesgo como hijos de padres divorciados, gente de edad avanzada, etc.

Como mencionamos anteriormente la soledad por aislamiento social requiere como solución una estrategia comunitaria mientras que la soledad por aislamiento emocional requiere una estrategia dirigida al pasado que revise la historia del paciente.

La soledad puede ser un problema cuando no la elegimos, no sabemos estar con ella o no sabemos salir de ella. El fracaso de las relaciones interpersonales puede ser útil si sacamos provecho y revisamos nuestro estilo de relacionarnos con los demás. Pero también la soledad puede ser una oportunidad ya que permite sentir los recuerdos, las ilusiones, los pensamientos y el propio cuerpo.


Bibliografía:
  • Muchinik, Eva; Seidmann, Susana, “Aislamiento y Soledad”. Editorial Eudeba, Bs. As. 1998

miércoles, 7 de enero de 2009

Soledad por aislamiento social

La soledad por aislamiento social deriva de la falta de lazos con un grupo social cohesivo de pertenencia. Se debe a la ausencia de comunidad, de vínculos sociales significativos en la red social, un grupo de amigos con quienes compartir intereses y actividades comunes, una organización vecinal, etc.
Ejemplos de este tipo de soledad ocurren en mudanzas, migraciones, cambios sociales, desclasamiento, un nuevo ambiente social, una nueva ciudad, trabajo o escuela. Allí la persona no se siente a tono con los demás, no se siente parte del grupo o tiene nada en común con ellos.
La soledad por aislamiento social está relacionada con la cantidad y calidad de las relaciones con amigos que pueden cubrir diferentes funciones de la red social personal mencionada en posts anteriores.
Las emociones características que experimenta la persona con este tipo de soledad son enojo, aburrimiento, irritabilidad y vulnerabilidad. La experiencia de soledad surge a partir de una sed de contactos sociales no satisfecha.
La soledad por aislamiento social produce depresión y está relacionada con el miedo al futuro ya que una persona separada de las personas significativas de su entorno teme no saber o no poder resolver contingencias vitales futuras, no tiene referentes culturales con los que orientarse.
Para el tratamiento de esta soledad se requiere una estrategia comunitaria, es decir, que la persona entre en una red de amigos que le provea un sentimiento de integración social. Se ataca de esta forma ya que es en esta área donde se produce básicamente el déficit. Destacar el valor de la persona en el grupo social le provee una identidad pública, una mejoría en su autoestima y un reaseguramiento de su posición en el presente con mayor autoafirmación.

Bibliografía:
  • Muchinik, Eva; Seidmann, Susana, “Aislamiento y Soledad”. Editorial Eudeba, Bs. As. 1998

martes, 6 de enero de 2009

Soledad por aislamiento emocional

La soledad por aislamiento emocional deriva de la ausencia de una relación cercana e íntima con una figura de apego proveedora de seguridad, confianza, comprensión… Ese apego hace referencia al vínculo de protección y continuidad que los niños establecen con sus padres, que resulta en la constitución de un esquema emocional cognitivo perceptual de vinculación a lo largo de la vida. El vínculo de apego constituido con los padres es reemplazado más tarde a lo largo de la vida por relaciones íntimas con otras personas. La pérdida de estas últimas produce una ansiedad semejante a la del niño separado de sus padres. Esta soledad produce ansiedad.
En este caso la persona siente que no tiene con quien contar, que nadie lo conoce realmente y que está alejada de todos. Esto ocurre por ejemplo en casos de divorcio o viudez. Esta resulta ser el tipo de soledad más desagradable.
Esta soledad genera miedo al presente y sufrimiento por el pasado, produce una fuerte nostalgia por los buenos tiempos idos del pasado.
El tratamiento para aliviar esta soledad consiste en la formación de una nueva relación íntima que provea una sensación de apego. Se requiere una estrategia dirigida al pasado, retrabajando la capacidad de la persona para establecer vínculos afectivos con los demás y por lo tanto los patrones básicos de su personalidad o de rasgos de conducta. Se trabaja con una terapia profunda que revise la historia y el desarrollo de vínculos de apego.

Bibliografía:
  • Muchinik, Eva; Seidmann, Susana, “Aislamiento y Soledad”. Editorial Eudeba, Bs. As. 1998

lunes, 5 de enero de 2009

Tipos de soledad

La experiencia de soledad deviene fundamentalmente del sentimiento de insatisfacción frente a las relaciones sociales. La persona vivencia menores niveles de intimidad y reciprocidad de lo esperado. Se pueden diferenciar dos tipos de soledad: por aislamiento emocional y por aislamiento social. Son dos tipos de soledad que provienen de déficits relacionales específicos y se caracterizan por sentimientos y comportamientos diferentes.
Si bien ambas se desarrollarán en futuros posts, el siguiente cuadro las resume:


Si bien a soledad por aislamiento emocional y la soledad por aislamiento social tienen orígenes diversos, en algunos casos éstos se superponen y la persona sin vínculos sociales, carece al mismo tiempo de relaciones de apego significativas. Los casos más severos de soledad ocurren cuando las personas tienen carencia en ambas dimensiones: la social y la emocional.



Bibliografía:


  • Muchinik, Eva; Seidmann, Susana, “Aislamiento y Soledad”. Editorial Eudeba, Bs. As. 1998

domingo, 4 de enero de 2009

Causas internas o personales de la soledad

En este post se desarrollaran las cuatro causas internas de la soledad mencionadas en uno anterior.
Tanto la dificultad para estar solo como la dificultad para relacionarse con otros responden a relaciones con experiencias de apego de la infancia que luego veremos en otro post. Fallas en la constitución del apego pueden llevar tanto a la dificultad de quedarse solo como al desarrollo de un ser solitario. A su vez la falta de falta de capacidad para estar solo toma dos formas:
  • La evitación de la soledad: algunas personas temen estar solas y esa situación displacentera las conduce a buscar contactos sociales para romper el aislamiento. En su desesperación por entablar relaciones llegan a implicarse en relaciones inapropiadas que cuando fracasan acentúan el sentimiento de soledad. En estos casos de generan relaciones de dependencia patológica como en el caso de la búsqueda desenfrenada de una pareja. Una resolución favorable sería que estas personas mejoraran su habilidad para estar solas pudiendo disfrutar más de sus actividades en soledad. Esto las haría menos dependientes de otros y por lo tanto menos vulnerables a compromisos riesgos.
  • El refugio en la soledad: otras personas se refugian en la soledad como estrategia de protección frente a rechazos sociales reales o imaginados. De este modo evitan potenciales ataques a su autoestima. A largo plazo, la soledad, puede terminar convirtiéndose en un rasgo de su personalidad.
En cuanto a las habilidades sociales deficientes hay siete aspectos que Wittenberg y Reis mencionan en relación al sentimiento de soledad:
  • Iniciación del contacto social
  • Apertura de la persona
  • Habilidad para concertar encuentros
  • Capacidad para proveer consejo y guía
  • Asertividad general
  • Asertividad acerca de situaciones y sentimientos negativos
  • Resolución de conflictos.
Las fallas en este proceso de acercamiento social precipitan el sentimiento de soledad. Entre las habilidades sociales hay dos que permiten predecir la soledad: la dificultad para entablar relaciones sociales (iniciación y asertividad) y la inhabilidad para profundizarlas (apertura, guía y resolución de conflictos). Esta incapacidad puede estar relacionada con inhibición por ansiedad, autoconciencia aumentada o falta de motivación para participar, factores que pueden ser malinterpretados como falta de interés o de compromiso.
Las personas que se sienten solas se autoatribuyen las causas y se describen como tímidas. Piensan todo el tiempo cómo me ven, qué les parezco, se notará que… Se perciben como fallando en los contactos sociales, no pudiendo disfrutar de encuentros y aún sufriendo en ellos. En la interacción con otros no se dirigen a los demás, no les preguntan ni hacen comentarios sobre los otros. Les resulta difícil sostenter una conversación o resolver los silencios.
La últimas de las causas hace referencia a los patrones cognitivos disfuncionales, entre ellos se destacan las consideraciones acerca del self, los otros y de la situación. Las personas solas sufren de una autoestima baja, percepción negativa del propio cuerpo, de la sexualidad, de la salud y la apariencia. La percepción de la situación es pesimista, centrada en fallas personales propias. Estos esquemas cognitivos pueden haber tenido sus orígenes en la infancia con padres duramente críticos.

Bibliografía:
  • Muchinik, Eva; Seidmann, Susana, “Aislamiento y Soledad”. Editorial Eudeba, Bs. As. 1998

sábado, 3 de enero de 2009

Causas y duración de la soledad

Se pueden dividir las causas de la soledad en internas o personales y externas o situacionles. Dentro de las causas internas que serán desarrolladas en otro post se encuentran:
  • Dificultad para estar solo
  • Dificultad para relacionarse con otros
  • Habilidades sociales deficientes
  • Patrones cognitivos disfuncionales.
Dentro de las causas externas se encuentran:
  • Carencia de recursos sociales, económicos, demográficos…
  • Migraciones
  • Mudanza
  • Muerte
Según la duración de la soledad se la puede definir como:
  • Crónica: rasgo duradero de la personalidad.
  • Situacional: es un estado, un período breve de tiempo que remite a formar nuevos vínculos sociales.

Bibliografía:
  • Muchinik, Eva; Seidmann, Susana, “Aislamiento y Soledad”. Editorial Eudeba, Bs. As. 1998

viernes, 2 de enero de 2009

Aislamiento y Soledad

Aislamiento y soledad son definidos como fenómenos asociados a la organización y a la calidad de las relaciones interpersonales. El idioma inglés define separadamente estos dos conceptos. Utiliza la palabra “solitude” para soledad e “insulation” para aislamiento. En ese idioma también encontramos el término “reclusion” que señala la condición autoimpuesta de la soledad, “aloneness” que es la situación objetiva, transitoria y no penosa en que la persona se encuentra real y vivencialmente sola y “aloofness” para indicar la situación de desconexión, de retraimiento, de no participación, y sobre todo indiferencia, de alguien que se aparta por dificultades del orden de lo psicológico.

Por soledad entendemos el sentimiento prolongado, desagradable, involuntario de no estar relacionado significativamente o de manera próxima con alguien. Es una apreciación subjetiva, es decir, la persona se siente sola. Este sentimiento de soledad no está producido inexorablemente por aislamiento social (por falta de vínculos con otros). Puede surgir de deficiencias percibidas en relaciones actuales íntimas o derivar de las dificultades en la historia de los vínculos tempranos.

El aislamiento, en cambio, se remite a los aspectos objetivos de estar separado de los otros, es la pérdida de comunidad.

Muchas veces, cuando las personas no encuentran mecanismos exitosos de afrontamiento de la soledad terminan enfermando.

En los siguientes post se explicarán los dos tipos de soledad que discrimina Robert Weiss (aislamiento emocional y aislamiento social según el aspecto subjetivo u objetivo de la problemática). También veremos cómo la soledad está ligada al surgimiento y al desarrollo de un vínculo de apego como plantea Bowlby.


Bibliografía:
  • Muchinik, Eva; Seidmann, Susana, “Aislamiento y Soledad”. Editorial Eudeba, Bs. As. 1998