El profesor David Laznik ubica tres momentos en Freud según las clasificaciones nosográficas y su relación con el dispositivo analítico.
Al principio, Freud recurre a oposiciones binarias. La primera de ellas es la oposición psiconeurosis de defensa (analizables) vs. neurosis actuales (no analizables). Es evidente que varias figuras clínicas psicopatológicas quedaban por fuera. Lo que marcaba la división es la noción de mecanismo psíquico.
“Éste se revela como subsidiario del conflicto psíquico, y anticipa el proceso primario. El dispositivo analítico se fundamenta en la misma lógica, vale decir, en el desplazamiento de las investiduras en la cadena asociativa. Es un mecanismo propio de las psiconeurosis de defensa […]. El referente clínico de esta época es el síntoma, producto de dicho mecanismo y testimonio del conflicto. Es la instancia en la que se inscribe la memoria inconciente y su “analizabilidad” se sostiene en la solidaridad entre esa estructura de “compromiso” entre representaciones y la estructura de lenguaje del dispositivo analítico.”
A los que consultaban por neurosis actuales, les daba consejos sobre la vida sexual y los despedía ya que el psicoanálisis no tenía nada para ofrecerles en la medida en que no podían situar para la angustia un mecanismo psíquico. La misma no se inscribe en la memoria y se sostiene en el factor actual de la tensión sexual somática que no admite derivación psíquica. “Se trata de un cuerpo por fuera de la memoria”.
En un segundo momento, plantea la oposición neurosis de transferencia (analizables) vs. neurosis narcisistas (no analizables), siendo la transferencia la condición de posibilidad de la práctica analítica. Las neurosis narcisistas no configuran estructuras clínicas sino un “conjunto de fenómenos clínicos que tienen como común denominador su “incapacidad para la transferencia”. Es por eso que aparecen agrupadas entidades clínicas tan disímiles como las psicosis, las melancolías, las “mujeres de pasiones elementales”, etc.”. En este momento, la transferencia viene al lugar del síntoma.
A partir de “Más allá del principio del placer” hay un cambio en Freud y ya no lo plantea como oposiciones binarias. Toma el trauma, la melancolía, la reacción terapéutica negativa, el sentimiento inconsciente de culpa y las neurosis graves, entre otras, para agrupar a lo no analizable. Estos fenómenos son obstáculos en la cura y no conforman un grupo homogéneo.
Al principio, Freud recurre a oposiciones binarias. La primera de ellas es la oposición psiconeurosis de defensa (analizables) vs. neurosis actuales (no analizables). Es evidente que varias figuras clínicas psicopatológicas quedaban por fuera. Lo que marcaba la división es la noción de mecanismo psíquico.
“Éste se revela como subsidiario del conflicto psíquico, y anticipa el proceso primario. El dispositivo analítico se fundamenta en la misma lógica, vale decir, en el desplazamiento de las investiduras en la cadena asociativa. Es un mecanismo propio de las psiconeurosis de defensa […]. El referente clínico de esta época es el síntoma, producto de dicho mecanismo y testimonio del conflicto. Es la instancia en la que se inscribe la memoria inconciente y su “analizabilidad” se sostiene en la solidaridad entre esa estructura de “compromiso” entre representaciones y la estructura de lenguaje del dispositivo analítico.”
A los que consultaban por neurosis actuales, les daba consejos sobre la vida sexual y los despedía ya que el psicoanálisis no tenía nada para ofrecerles en la medida en que no podían situar para la angustia un mecanismo psíquico. La misma no se inscribe en la memoria y se sostiene en el factor actual de la tensión sexual somática que no admite derivación psíquica. “Se trata de un cuerpo por fuera de la memoria”.
En un segundo momento, plantea la oposición neurosis de transferencia (analizables) vs. neurosis narcisistas (no analizables), siendo la transferencia la condición de posibilidad de la práctica analítica. Las neurosis narcisistas no configuran estructuras clínicas sino un “conjunto de fenómenos clínicos que tienen como común denominador su “incapacidad para la transferencia”. Es por eso que aparecen agrupadas entidades clínicas tan disímiles como las psicosis, las melancolías, las “mujeres de pasiones elementales”, etc.”. En este momento, la transferencia viene al lugar del síntoma.
A partir de “Más allá del principio del placer” hay un cambio en Freud y ya no lo plantea como oposiciones binarias. Toma el trauma, la melancolía, la reacción terapéutica negativa, el sentimiento inconsciente de culpa y las neurosis graves, entre otras, para agrupar a lo no analizable. Estos fenómenos son obstáculos en la cura y no conforman un grupo homogéneo.
Bibliografía:
- Laznik, D. (2007) Las nosografías freudianas y lo “no analizable". Ficha de la cátedra. Clínica psicoanalítica (cátedra I).
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