Este artículo es gentileza de Centro psicología Lopez de Fez
Algunas terapias de pareja ayudan a resolver los conflictos emocionales y relacionales a través del análisis del contexto y la situación real de sus miembros para que ellos mismos sean capaces de identificar los problemas y cómo superarlos o esquivar el conflicto.
Siempre es posible evaluar las circunstancias que rodean a la pareja, más allá de la traducción que esto tenga en su comportamiento en pareja. Esto es lo que permite llegar a los hechos y profundizar en el problema para llegar a su raíz. Es llegando a este punto del análisis donde la pareja no sólo podrá identificar sus problemas, sino también ponerles solución.
La mayor parte de los problemas de pareja se concentran en cuestiones tales como los celos, la falta de comunicación, falta resolutiva de los problemas o infidelidades que provocan déficits de interacción e intercambio de afecto en la pareja que, a su vez, genera otros problemas.
Habitualmente el tratamiento se encuentra con obstáculos relacionados con la pérdida de motivación de la pareja para hacer frente a la situación o la inseguridad de alguno de sus miembros para actuar en equipo frente a la causa de conflicto. Es habitual que en el primer contacto con los profesionales sólo se presente uno de los individuos de la pareja, habitualmente, cohibido por la reacción que pueda causar en la otra parte. Aquí comienza la terapia de pareja y la prestación de herramientas a través de las cuales empezar a afrontar e identificar el problema en pareja y motivar la colaboración de ambas partes.
En caso de que alguno de los miembros de la pareja tome la decisión de no acudir a la terapia, siempre se puedan dar directrices y analizar el contexto desde un solo punto de vista, aunque los resultados se produzcan, la tarea será más ardua y complicada de superar emocional y relacionalmente.
Otra posibilidad es la pérdida de confianza de ambos miembros de la pareja en el proceso de la terapia, para lo que se diseñan estrategias que resulten positivas a corto plazo y cuyos resultados sean inmediatos, a la vez que constituyen una base en la que se sustentará el largo plazo.
Siempre es posible evaluar las circunstancias que rodean a la pareja, más allá de la traducción que esto tenga en su comportamiento en pareja. Esto es lo que permite llegar a los hechos y profundizar en el problema para llegar a su raíz. Es llegando a este punto del análisis donde la pareja no sólo podrá identificar sus problemas, sino también ponerles solución.
La mayor parte de los problemas de pareja se concentran en cuestiones tales como los celos, la falta de comunicación, falta resolutiva de los problemas o infidelidades que provocan déficits de interacción e intercambio de afecto en la pareja que, a su vez, genera otros problemas.
Habitualmente el tratamiento se encuentra con obstáculos relacionados con la pérdida de motivación de la pareja para hacer frente a la situación o la inseguridad de alguno de sus miembros para actuar en equipo frente a la causa de conflicto. Es habitual que en el primer contacto con los profesionales sólo se presente uno de los individuos de la pareja, habitualmente, cohibido por la reacción que pueda causar en la otra parte. Aquí comienza la terapia de pareja y la prestación de herramientas a través de las cuales empezar a afrontar e identificar el problema en pareja y motivar la colaboración de ambas partes.
En caso de que alguno de los miembros de la pareja tome la decisión de no acudir a la terapia, siempre se puedan dar directrices y analizar el contexto desde un solo punto de vista, aunque los resultados se produzcan, la tarea será más ardua y complicada de superar emocional y relacionalmente.
Otra posibilidad es la pérdida de confianza de ambos miembros de la pareja en el proceso de la terapia, para lo que se diseñan estrategias que resulten positivas a corto plazo y cuyos resultados sean inmediatos, a la vez que constituyen una base en la que se sustentará el largo plazo.
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