En el artículo de referencia, Marcelo dice que el orgasmo “debemos
pensarlo como un instante en el cual todo nuestro sostenimiento
simbólico-fálico tambalea ya que es un epifánico encuentro con lo Real. Lo Real
no es un sentido velado, sino que es fuera de sentido, el mismo fuera de
sentido que podemos atribuirle a lo femenino”. Entendiendo a lo femenino como “lo
rechazado, lo no atrapado en su totalidad por el significante, lo reprimido por
los dos sexos, […] lo creemos ligado a la mujer […] pero el hombre no queda por
fuera de esta lógica. […] Es lo que define al deseo y a la verdad analítica”.
“En el encuentro sexual podrán ambos partenaires acceder a
la expresión orgásmica […]. Ese instante, confronta al sujeto, hombre o mujer,
con la castración. Ante esto, cada uno podrá detenerse o avanzar, de esto
dependerá el acceso o no a Otro goce, goce del ausentarse, pero ausentarse más
no sea por un instante del marco simbólico-fálico que lo sostiene como sujeto”.
Hacia el final agrega que “El encuentro con este goce
lógicamente produce angustia por el sismo subjetivo que introduce. Será entonces
la angustia la última barrera defensiva antes de encontrarse con esa “pequeña
muerte” que es el orgasmo. Pequeña muerte de las certidumbres del sujeto pero
paradójicamente generadora de otras nuevas significaciones que le permitan
re-inventarse”.
Bibliografía:
- Gurmindo, M. I. Orgasmo, una contingencia de lo real. En: Nudos en psicoanálisis on line. Año III. Número 4. Página 24.
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