La supervisión ha sido llamada también “análisis de control”.
En este artículo, Gabriela, plantea que no hay nada que controlar en una supervisión
sino que hay que escuchar el decir de un analista que está interrogado por un
caso y aclara que, el hecho de que el supervisor suela tener más años de
experiencia, no lo hace tener una “super-visión”.
En este sentido dice que “se trata de la misma herramienta
de la atención flotante puesta esta vez a escuchar el decir del analista” en
relación a lo que ocurrió en determinadas sesiones con determinados pacientes.
“Aquello que está pasando allí, se escucha justamente en los
lapsus del analista, en por dónde toma
para relatar el caso, en qué sesgo lo interroga del discurso y del padecer del
paciente. […] Entre supervisor y analista en supervisión, transferencia
mediante, obviamente, se construye un lugar donde el analista busca encontrarse
con sus impasses, sus puntos ciegos al decir de Freud […]”
Finalmente, en relación a la transmisión dice “En la supervisión,
la transmisión es transmisión de una experiencia y a la vez del agujero
constitutivo de toda experiencia. Lo más parecido que puede lograr el
supervisor es poner en causa al analista cuando el obstáculo lo hace no ‘estar
analista’ como bien decía Fernando Ulloa. Por todo esto, no llamaría jamás
transmisión a esas supervisiones que se ubican de un modo superyoico,
sancionador, casi ‘gozoso’ de marcar la dificultad en quien los solicita como
supervisores. […] No puede haber transmisión allí donde el que dice transmitir
se ubica en el lugar de dueño de saber. […] El supervisor está allí para desde
una posición de barradura, acompañar al analista a través de escuchar el decir
de su encuentro con el paciente, acompañar digo a encontrar su modo de ‘estar
analista’”.
Bibliografía:
Insua, G. Función supervisión en Nudosen Psicoanálisis On line.
Año II número 2. Página 30 y 31.
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