viernes, 20 de julio de 2012

Posturas reduccionistas, eclécticas e integrativas


Ante la diversidad de modelos teóricos, los profesionales y científicos, adoptaron fundamentalmente dos posiciones: reduccionismo e integracionismo.
Desde la perspectiva reduccionista, las diferencias de procedimientos fueron interpretadas como desviaciones o variaciones incorrectas de las técnicas legítimas o bien como el resultado de nuevos desarrollos pero de menor categoría resultando, por lo tanto, inferiores. Esto da lugar a la competencia y la rivalidad entre los diferentes enfoques. Si bien el debate científico es necesario para el crecimiento de una disciplina, también puede desvirtuarse en una polémica en la que cada uno intenta mostrar su superioridad, asemejándose más a una lucha que a una búsqueda de una verdad científica.
En el otro extremo se encuentra la perspectiva integracionista. Se empezó a observar que los pacientes recurrían a cualquier procedimiento alternativo cuando no obtenían los resultados esperados con una técnica determinada. Basado en esta realidad empírica, surgieron las técnicas combinadas. Así fue como las técnicas sistémicas, inicialmente pensadas para aplicar en redes de interacción, extendieron su aplicación a tratamientos de pacientes individuales; las técnicas conductistas que requerían cambios en el condicionamiento de los individuos empezaron a aplicarse a estructuras interaccionales como la familia; las psicoterapias psicodinámicas comenzaron a aplicarse mediante técnicas breves, etc.
Así, la combinación de técnicas provenientes de diferentes enfoques, comenzaron a aplicarse en un número creciente de tratamientos dando lugar a una postura que superara los planteos reduccionistas y los procedimientos mixtos. Así surgió una tercera postura tendiente a elaborar modelos teóricamente consistentes que apoyaran estos procedimientos mixtos y surgieron dos alternativas dentro de ésta: los modelos eclécticos y los modelos integrativos.
Los modelos eclécticos consistieron en la utilización de técnicas provenientes de diferentes enfoques aprovechando que demostraron ser eficaces en su implementación original. Un principio sustentado por estos modelos es que las distintas psicoterapias tienen elementos comunes, y por ende, es posible reagrupar diferentes procedimientos técnicos a favor de un modo de operar diversificado. Otro de sus principios es que los resultados obtenidos a través de una técnica considerada eficaz, son independientes del grado de conocimiento que el profesional tiene sobre el marco teórico que la sustenta. La precisión al usarla depende de haber logrado el entendimiento adecuado y de poseer la capacidad y habilidades necesarias.
Los modelos integrativos tienen una perspectiva similar pero la distinción fundamental está dada por el principio en el que se apoyan. Éste consiste en que las aportaciones de los distintos enfoques terapéuticos pueden combinarse no por la yuxtaposición armónica de diferentes procedimientos en un mismo nivel de organización teórico y técnico sino que pueden integrarse en un nivel superior de elaboración conceptual en el cual puedan basarse. Entonces adquieren una completa reformulación en términos de la nueva estructura teórica y clínica generada. En este sentido, suponen una nueva construcción epistemológica que debe ser justificada y no se agota en la mera yuxtaposición de conceptos precedentes. Por eso es necesario hablar de los modelos integrativos en plural ya que la elaboración de uno de estos modelos no implica la construcción de un único y totalizador sistema de psicoterapia sino que da lugar también a otras alternativas.


Bibliografía:
  • Fernández Álvarez, H. Fundamentos de un modelo integrativo en psicoterapia. Cap. 1. Justificaciones de un modelo integrativo de psicoterapia.

No hay comentarios: