martes, 16 de diciembre de 2008

Fábula sobre influencia social

Ya que el post anterior lo cerré con un refrán de un mono, se me vino a la mente este texto que alguna vez me llegó por mail y sirve para reflexionar sobre la influencia social y cómo afecta el comportamiento de los otros en el nuestro:

Un grupo de científicos colocó 5 monos en una jaula, en cuyo centro colocaron una escalera y, sobre ella, un montón de bananas. Cuando un mono subía la escalera para agarrar las bananas, los científicos lanzaban un chorro de agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Después de algún tiempo, cuando un mono iba a subir la escalera, los otros lo golpeaban. Pasado algún tiempo más, ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación de las bananas.
Entonces, los científicos sustituyeron uno de los monos por otro mono. La primera cosa que hizo fue subir la escalera, siendo rápidamente bajado por los otros, quienes le pegaron. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera. Un segundo mono fue sustituido, y ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato. Un tercero fue cambiado, y se repitió el hecho. El cuarto y, finalmente, el último de los veteranos fue sustituido. Los científicos quedaron, entonces, con un grupo de 5 monos que, aun cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas.
Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, con certeza la respuesta sería: "No se, las cosas siempre se han hecho así aquí..."

2 comentarios:

Luis dijo...

Eso sucede siempre, y lo peor es cuando alguien intenta cambiar algo, como dice la fábula.

Sea en la facultad, en la política, en la universidad, en la iglesia, en el barrio...

Saludo grande

Nadia dijo...

Tal cual, esto es porque hay una carencia de actitud crítica frente a la vida cotidiana. Este tema de la falta de visión objetiva y científica frente a lo que nos s dado también lo ahondó Enrique Pichon Riviere y lo vimos en clase.

Gracias Luis por tu comentario.
Saludos!